Aún persisten hoy, en muchas de nuestras ciudades, parques y jardines públicos creados en el periodo neoclásico y el romanticismo del siglo XIX, y son verdaderos remansos de paz y convivencia en el seno mismo de la agitación de la urbe.
La Unión de la naturaleza con las obras de arte creadas por el ser humano va unida a la historia de la cultura humana. Hablamos de los jardines, espacios abiertos, más o menos ordenados, o como en el caso de los jardines románticos, con apariencia de naturaleza salvaje y espontánea, aunque delicadamente estudiada.
El espíritu de esta unión entre la madre naturaleza y el amor por la escultura es llevado también a espacios más íntimos en jardines privados, pequeñas parcelas, incluso en terrazas.
Se convierte así el jardín en una suerte de arte natural-cultural, unión de la belleza de la naturaleza y del arte clásico, donde conviven esculturas y elementos arquitectónicos con árboles, arbustos y plantas de gran belleza.
Esta simbiosis se produce a través de varios elementos:
- Vegetación, árboles y plantas variadas que muestran sus cambios de colores y aspectos con las variaciones d estación.
- El agua, ya sea en forma de pequeñas cascadas, manantiales o fuentes.
- Algún rincón que evoca ruinas arquitectónicas del pasado: unas columnas, un muro de piedra a medio derruir, un arco suspendido en el aire.
- Juegos con la topografía, rocas, desniveles, senderos, etc.
- Esculturas clásicas, ya sean destacadas sobre un pedestal combinado con plantas de evolución vertical, o estátuas emboscadas en rincones románticos, entre vegetación o a la orilla de un pequeño remanso de agua.
- Y lo que nunca debe faltar: un banco dende reposar la lectura de un buen libro o contemplar la belleza de la vida sencilla en ese pequeño paraíso donde el tiempo se detiene.
A veces me asombra como hay quien ha sabido crear esa atmosfera fuera del tiempo en una pequeña terraza.
Hoy estamos volviendo del jardín abierto y público, que por desgracia se ha tornado inseguro, al jardín de intramuros, pequeño e íntimo pero inviolable, al rincón secreto, nacido de la íntima naturaleza de su dueño que, lejos de convencionalismos, proyecta en su imaginación sus preferencias artísticas y culturales donde poder establece un diálogo consigo mismo y con los suyos. Se unen en él dioses y ninfas inmortalizados en esculturas, junto al rosal o la bugambilia.
Te invito a desplegar tu imaginación, a recrear tu jardin uniendo naturaleza y cultura en el pequeño espacio abierto de que dispongas (desde una terraza a un jardín)
Inspírate si lo deseas en nuestras esculturas y en nuestras fotografías de ambientes, pero sobre todo, aléjate de convencionalismos y déjate llevar por lo que te gusta y enamora.
Sé feliz.