Descripción
Reproducción de escultura de la diosa Diana -Artemisa estilo neoclásico realizada en mármol moldeado (polvo de mármol + resina). Aplicación de pátinas de envejecimiento, que le dan la apariencia y textura del mármol antiguo.
La escultura se fabrica hueca para facilitar su manejo. Ideal tanto para decoración de interior como de exteriores en jardines y terrazas.
Medidas: Alto: 188 cm. Ancho: 48 cm. Fondo: 42 cm.
Medidas base integrada: 60 x 42 x 15 cm.
Peso aproximado: 80 kg.
Estatua de Diana, diosa lunar romana de la caza y la naturaleza (diosa Artemisa en Grecia). Reproducción de estilo neoclásico procedente de colección particular.
La diosa romana Diana, equivalente a Artemisa en Grecia, era venerada como la diosa de la caza, la naturaleza y la Luna. Hija de Zeus y Leto, nació junto con su gemelo Apolo en la isla de Delos. Diosa virgen de la naturaleza, Diana es la protectora de los animales salvajes y las doncellas. Su arco y flechas simbolizan su destreza en la caza. Se le asoció a Selene, asumiendo su papel como Diosa de la Luna. Suele aparecer representada con una túnica corta, tocada de una diadema, portando arco y flechas, y acompañada de animales como perros y ciervos.
La decoración con réplicas de esculturas de personajes históricos o mitológicos, como esta estatua de la diosa Diana -Artemisa, trae a nuestros hogares la riqueza cultural y estética del arte clásico.
Las reproducciones de esculturas inspiradas en el arte antiguo, renacentista o neoclásico se convierten en piezas centrales que destacan especialmente en los espacios y estancias de nuestro hogar, tanto en interior o en exteriores, transformándolos en rincones inspiradores y únicos. Cuando incorporamos estas esculturas a la decoración de exteriores como jardines y terrazas, les infundimos un aire de nobleza y serenidad.
Al integrar estas esculturas en el diseño del paisaje conseguimos una síntesis armoniosa entre la estética del arte y la naturaleza. La piedra, el bronce fundido o el mármol moldeado utilizados en estas estatuas soportan bien las inclemencias del tiempo, asegurando su durabilidad y resistencia.
Las reproducciones de grandes esculturas clásicas crean una atmósfera de serena contemplación, estableciendo un diálogo fascinante entre la belleza del arte y la naturaleza.
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