Descripción
Rapto de las Sabinas. Reproducción de alta calidad, realizada en mármol moldeado (polvo de mármol aglutinado con resinas). Finamente pulida y patinada con tierras naturales, que le dan la terminación de una escultura embellecida por el paso del tiempo.
Base realizada en mármol natural.
Altura de la escultura con la base: 55 cm.
Medidas de la base: 16,5 x 16,5 cm.
Peso aprox.: 6 kg.
Reproducciones de esculturas inspiradas en piezas originales de museos. Arte clásico. Hecho a mano en España. Ideal para decoración de interior y para exteriores, terrazas y jardines, resistente a las inclemencias del tiempo.
El Rapto de las Sabinas o el Rapto de la Sabina es una escultura realizada en mármol en el año 1583, la obra es de Giambologna (Juan de Bolonia) un escultor franco-flamenco, que fue activo en Florencia en el siglo XVI. La escultura formaba parte de la colección ducal de La Loggia en la plaza de la Señoría de la ciudad.
El rapto de las Sabinas forma parte del origen legendario de la ciudad de Roma.
Según la leyenda, la fundación de Roma se realizó por los hermanos gemelos Rómulo y Remo, el año de la fundación se estableció como el primero del calendario romano, el 1 AUC «Ab Urbe Condita», (753 a.C.). El mito narra la historia de Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y una Vestal, Rea Silvia. Esta, perseguida por su tío, abandonó a los recién nacidos en el río Tíber, hasta que una loba los recogió y amamantó. Al alcanzar la edad adulta decidieron fundar una ciudad en la colina Palatina. Tras una disputa entre los hermanos, que causó la muerte de Remo, Rómulo se convirtió en el primer rey de Roma.
Roma fue aumentando la población; ante la falta de mujeres, los romanos invitaron a los sabinos a una celebración, aprovechando para secuestrar a sus hijas y hermanas. Después de que los sabinos declararan la guerra contra los romanos, las sabinas se interpusieron entre los dos ejércitos, logrando establecer la paz, y finalmente accediendo a ser esposas de los romanos. En estos relatos se ilustra el origen mítico de Roma y sus primeros desafíos.
Cristina –
La figura vino en perfecto estado. El tamaño adecuado y los detalles, excelentes