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Las arquitecturas románica y gótica. Salomón Reinach. (APOLO, Historia general de las artes plásticas)

medieval

Significación de la palabra románico. – Impropiedad del término gótico. – Esta palabra fue empleada por primera vez por Rafael Santi. – Comparación entre la arquitectura románica y la gótica. – Influencia céltica en el Arte de la Europa septentrional. – Elementos greco-sirios. –  Influencias bizantinas. – Fases de la transición del románico al gótico. – Características de la arquitectura románica. — Arte gótico. –  La bóveda de crucería y el arbotante. – Períodos del arte gótico. — Casas- Ayuntamientos, abadías, palacios y fortalezas. – Un renacimiento de los principios constructivos de la arquitectura gótica.

En 1825 fue cuando de Caumont, muerto en 1873, designó con el nombre de románico el arte que predominó en el Occidente de Europa después de Carlo Magno. Este término es apropiadísimo. Por una parte, recuerda las afinidades de este arte con el romano, y por otra, su situación intermedia entre un estilo de origen extranjero y un estilo nacional. Lengua románica y arte románico son fenómenos paralelos y contemporáneos, a pesar de que el elemento romano, reforzado por el cristianismo, fue mucho más sensible en aquélla que en éste.

En cambio, la expresión arte gótico es inexacta, porque el arte que sucedió al románico ni fue creado ni propagado por los godos. Dícese que tal calificativo fue empleado primero por Rafael, en una comunicación que dirigió á León X sobre los trabajos proyectados en Roma; gótico era por entonces sinónimo de bárbaro, por oposición a romano. Aun hoy día, un hombre rudo é inculto suele ser calificado de ostrogodo. El empleo del epíteto gótico fue popularizado por el historiador del arte italiano, Vasari (1574), conservándose hasta el día. Ha existido el propósito de dar al arte gótico el nombre de arte francés, expresión que se presta al equívoco si no se añade del último tercio de la Edad Media, lo que contribuye a hacerlo largo e incómodo. Es preferible conservar el que el uso ha consagrado.

Cuando se consideran una iglesia románica y otra gótica, sin dificultad se reconocen las diferencias esenciales entre ambos estilos. La primera es todavía algo pesada y pegada a la tierra, a pesar de las torres que la elevan y dominan; la segunda produce, sobre todo, la impresión de la ligereza y de la elevación. En la primera dominan los macizos sobre los vanos; por el contrario, la segunda está llena de ventanas, rosetones y pináculos que la convierten en un encaje pétreo. La decoración de la primera es convencional, fantástica ó geométrica-, la de la segunda busca directamente su inspiración en la naturaleza. En la primera dominan la plata-banda y el medio punto; la segunda se distingue, ante todo, por sus líneas verticales y por sus arcos de forma lanceolada. Finalmente, el aspecto de la iglesia románica sugiere la idea de una calma majestuosa y consciente de su poder; la iglesia gótica es, en cambio, como una exaltación del alma hacia el cielo.

Los celtas, así como los germanos y escandinavos, no levantaban edificios de piedra, pero poseían un arte decorativo, completamente distinto del estilo greco romano, que se manifestaba, sobre todo, en sus objetos de adorno. Este arte no fue aniquilado por la dominación ó influencias romanas; renació con intensidad, en el siglo IV, cuando el mundo bárbaro tomó de nuevo la ofensiva contra Roma. Es este un elemento que importa mucho tener en cuenta cuando se estudia el arte del primer período de la Edad Media; puede calificarse de septentrional, sin olvidar que los pueblos bárbaros, por las estepas de la Rusia actual, estaban en comunicación con el Asia central y la Persia, hecho que explica la presencia de elementos orientales en el estilo septentrional. Otro elemento, cuya importancia todavía parece mal definida, es el greco-sirio. Marsella era una ciudad griega; antiguas relaciones, que nunca se interrumpieron, enlazaban el mediodía de la Galia con la costa asiática. Desde el siglo V, la parte occidental de Asia, donde se elaboraba, como hemos visto, el estilo bizantino, ejerció también su influencia sobre la Galia que frecuentaban los mercaderes y obreros sirios.

La misma Italia, á partir del siglo IV, recibió, cada vez en mayor escala, el sello bizantino, porque Constantinopla, apenas fundada, desempeñó el papel abandonado hacía tiempo por Alejandría. Al abrigo de las invasiones que devastaron á Roma y á Italia toda, convirtiéndose en el centro de la civilización y del arte-, Rávena, residencia imperial y real en los siglos V y VI, era una ciudad bizantina. Lo expuesto nos prueba que las influencias de Italia sobre la Galia, durante los primeros siglos de la Edad Media, fueron más bizantinas que italianas.

Esta mezcla de elementos septentrionales, asiáticos, sirios y bizantinos se hacen notar, sin que por eso sea fácil distinguirlos, durante la evolución que dio origen al arte románico y luego al gótico. Conviene advertir que, hasta el siglo xi, la parte de los elementos septentrionales aumentó sin cesar por la afluencia de nuevos invasores, sajones y normandos; desde el siglo XI, los elementos sirios y bizantinos se robustecieron á su vez, á consecuencia de las cruzadas que pusieron á los occidentales, no en comunicación, sino en contacto permanente, con bizantinos, sirios y árabes. La tradición greco-romana se eclipsa cada vez más, hasta el punto de hacerse casi insensible en la arquitectura gótica. En resumen, el principio del arte arquitectónico en la Edad Media es, más que el desarrollo^, la eliminación progresiva de los elementos greco-romanos, bajo la doble acción del arte asiático y bizantino de una parte, y del temperamento bárbaro de otra. En este proceso, la arquitectura románica marca el primer paso, y la gótica el segundo. Todo esto ocurrió gradualmente, por transiciones, que ha sido posible poner en evidencia; por esta razón, sin negar las influencias extrañas, se puede trazar la evolución de la arquitectura como si hubiese sido espontánea. La tendencia impresa por los elementos adventicios no contraría el hecho de la evolución, pero explica su curso. Indiquemos brevemente las fases principales de esta transformación.

románicoAnalizando, tanto la iglesia románica como la gótica, se observa que, en último término, derivan de la basílica romana del siglo IV. Pero esta basílica, esta sala para los fieles, había necesidad de cubrirla, y llegó día en el que ya no se quisieron las cubiertas de viguería, muy expuestas al incendio, ni los tejados constituidos por grandes piedras horizontales de un transporte y un manejo excesivamente difíciles. Recurriéndose entonces a la bóveda, que permitía el empleo de piedras pequeñas reunidas. El perfil de una bóveda puede ser semicircular, y puede también dibujar un arco apuntado, es decir, un ángulo formado por dos arcos que se cortan. Del mismo modo, el dintel que cubre una puerta ó ventana puede reemplazarse por un medio punto ó por un arco apuntado. El medio punto es el principio generador de la arquitectura románica; el arco apuntado lo es de la arquitectura gótica.

Pero lo importante no es sólo la forma de la bóveda, sino también el sistema de construcción. Hay dos tipos de bóveda: la bóveda de medio cañón, semicilindro cóncavo, con ó sin arcos torales; la bóveda de arista, cuyo exterior ó estrados presenta cuatro aristas, estando formada por la intersección en ángulo recto de dos bóvedas de medio cañón. Una variedad esencial de la bóveda de arista, tal como la conocían los romanos, es la bóveda de arista o bóveda de crucería, cuyas aristas forman medios puntos de construcción independiente. Así como la bóveda de arista romana es una cubierta homogénea, que debe su solidez á la de los puntos de apoyo, la bóveda de crucería debe la suya á su armazón de arcos que la mantienen en equilibrio.
La bóveda de aristas con nervios salientes fué empleada primero en Italia, después del siglo VIII, por los arquitectos lombardos, cuyo arte se formó bajo la influencia de Bizancio, sin que por eso fuese una mera copia del arte bizantino.
románicoLa basílica romana, lugar de reunión cerrado y cubierto, se convirtió en la iglesia cristiana. El mismo modelo sirvió en Occidente durante cuatro siglos. Pocodespués de la muerte de Carlo Magno, las guerras civiles, la anarquía interior y las invasiones normandas, hicieron retroceder la civilización; parecía que una noche profunda se había extendido sobre el Occidente de Europa. Desde que comenzó á disiparse, se produjo un vivo movimiento de actividad, que el cronista Raúl Glaber, muerto en 1050, señaló en un pasaje célebre: «Se diría que el mundo, sacudiendo sus viejos harapos, quería revestirse en todas partes con el blanco vestido de las iglesias.» Raúl Glaber dice también que, algún tiempo después del año 1000, todos los edificios religiosos, catedrales, capillas de los santos é iglesias de los pueblos, se convirtieron, gracias á los fieles, en algo mejor.» Este algo mejor es, sin duda, la construcción en piedra abovedada: es la arquitectura románica.

Uno de los más sabios historiadores de la arquitectura, Choisy, atribuye la introducción de la bóveda en las iglesias de Occidente á influencias bizantinas y sirias-, la extensión del comercio de Venecia, con Bizancio por una parte y el Occidente por otra, la frecuencia de las peregrinaciones de los occidentales á Palestina, y, finalmente, las relaciones del Asia con los puertos del Ródano y del Loire, pueden alegarse en favor de esta hipótesis. Pero es posible que la vista de las arcadas romanas, todavía en pie, contribuyese ó bastase á dar á los arquitectos de Occidente la idea de sustituir la plata-banda por el arco en los edificios religiosos.

bóvedasLa iglesia románica difiere de la basílica por muchos caracteres. Está construida en forma de cruz latina, es decir, que la nave más larga está cortada, á los dos tercios de su longitud, por un crucero perpendicular- sus ventanas son, generalmente, de arco de medio punto; finalmente, está provista de una ó varias torres formando cuerpo con el edificio. Estas modificaciones y otras más del plano primitivo, no se introdujeron en un día; puede seguirse su evolución hasta mediados del siglo XII, y aun hasta más adelante. Pero la concepción general siguió siendo la misma: una nave central terminada por un ábside, con luz lateral y naves laterales en número de dos generalmente. Para soportar el peso de la bóveda, los arquitectos románicos tuvieron que fortificar los muros y los pilares. Los muros gruesos y sólidos toleran muy pocos huecos; por lo tanto, la luz en las iglesias románicas es siempre insuficiente. Idénticas exigencias de solidez obligaron á aumentar la anchura y disminuir la altura de los edificios; de aquí un carácter de pesadez inseparable de este género de construcción.

En Francia, las más antiguas y numerosas iglesias románicas se encuentran al Sur del Loire. Propagaron este estilo arquitectónico principalmente los monjes de Cluny, cuya inmensa iglesia abacial, destruida bajo el primer Imperio, fue imitada, en parte, por todos lados, hasta en Tierra Santa. Formándose numerosas escuelas locales en Borgoña, Auvernia, Périgord, etc. La del valle del Rhin, influida por la arquitectura lombarda, es quizá la más reciente, contándose las grandes iglesias que erigió en Spira, Maguncia, Avorms y Bamberg (fig. 158), entre las obras maestras de la arquitectura religiosa. En París puede citarse como ejemplo, á pesar de las numerosas modificaciones que ha sufrido, la iglesia de Saint-Germain-des-Pres. En Inglaterra, el estilo románico, calificado de normando por oposición al estilo sajón, es más pesado y macizo que en su país de origen, la Normandía. En Italia, el monumento capital del arte románico es la catedral de Pisa, construida desde 1063 á 1118.

Hasta ahora no hemos hablado de ojivas. Un error, que data del siglo XIX, ha dado este nombre a los arcos apuntados; en realidad, una ojiva (augiva) está formada por los nervios salientes que sostienen una bóveda, aumentando (augere) su resistencia. Por tanto, puede hablarse de bóvedas ojivales, pero sin olvidar que este carácter no es suficiente; la arquitectura gótica emplea, á más de la bóveda de crucería, el arbotante y una decoración tomada del natural, de las plantas y frutos de la región.
El arbotante es una consecuencia del arco apuntado. P2n efecto, cuando las iglesias se hicieron más elevadas, los muros, perforados desde entonces por anchas ventanas, no bastaron á soportar el empuje de las bóvedas, siendo necesario reforzarlos exteriormente. Para ello se dispusieron, en el exterior, arcos de piedra apoyados en su origen sobre gruesos estribos de albañilería, llamados contrafuertes. Estos arcos, a los que se da el nombre de arbotantes, tienen por objeto llevar á la parte exterior del edificio el empuje lateral de las altas bóvedas interiores. Nada parecido se encuentra en ningún otro sistema de construcción.

góticoEl templo pagano y la iglesia románica tienen en sí mismos el principio de su solidez; la iglesia gótica, en cambio, debe la suya a los puntales colocados exteriormente; aseméjase a un animal cuya osamenta fuese, al menos en parte, exterior á su cuerpo. Estos contrafuertes y arbotantes, aunque dispuestos y decorados con mucho arte, sugieren naturalmente la idea de muletas. Lo mismo que un individuo, un edificio no responde al ideal de salud cuando está provisto de estos sostenes. Por eso el arte gótico, á pesar de que produjo obras maestras, lleva en sí mismo un germen inquietante de decrepitud-, además, de los centenares de edificios góticos que conocemos, apenas hay uno que se terminase y muchos ya amenazaban ruina, en parte, cuando todavía se trabajaba para terminarlos.

Es casi seguro que los primeros monumentos góticos se elevaron en la Isla de Francia y en Picardía. El Mediodía, donde la luz es más abundante y donde la tradición romana era más viva, ase acomodó mejor con la basílica románica, el Norte buscó desde primera hora un modelo de iglesia que tolerase vanos más amplios y numerosos. El recuerdo de las antiguas construcciones en madera quizá contribuyó, como sostiene Courajod, á esta evolución del arte de construir.

El que floreciere el arte gótico, en un principio, entre el Sena y el Soma, no quiere decir que la bóveda de crucería fuese imaginada en esta región.

En Alemania, el arte gótico no apareció antes del año 1209 (Magdenburgo); está absolutamente comprobado que el arte gótico francés precedió al alemán lo menos en un siglo. En la Isla de Francia, en Morienval, aparece un ejemplo de 1115. Este último hecho, comprobado en 1890, ha constituido autoridad durante diez años. Recientemente, ojivas tan antiguas como la citada han sido encontradas en Picardia, y, cosa imprevista, en Inglaterra, donde las bóvedas ojivales de la catedral de Durham deben pertenecer al comienzo del siglo XII. Por esto podemos hoy preguntarnos, no si el estilo gótico floreció primero en la Isla de Francia, lo que es cierto, sino si la invención que lo caracteriza se produjo ante todo en la isla de Francia, en Picardia ó en Inglaterra, donde quizá debe verse una idea llevada por los normandos.

notre dame
Maqueta. Fachada de Notre Dame de París. 25 cm. (Ver)

Al lado de la opinión que atribuye el origen de la bóveda de crucería á la Europa occidental existe la de los que creen que se debe a la Siria; el florecimiento de la arquitectura gótica es precisamente contemporáneo de las peregrinaciones guerreras ó cruzadas que pusieron a Siria en íntimas relaciones con el Noroeste de Europa. Cualquiera que sea la verdad, el nuevo estilo evolución con gran rapidez. El coro gótico de la iglesia abacial de Saint-Denis se inauguró en 1144. La iglesia de Noyon se comenzó en 1140, Nuestra Señora de París en 1163, Bourges en 1172, Chartres en 1194, Reims en 1211, Amiens en 1215. La Santa Capilla de París fue consagrada en 1248 (figs. 161 á 168). Desde el Norte de Francia, el tipo gótico — propagado sobre todo por los frailes del Cister — pasó á Alsacia á España, Portugal, Suecia, Bohemia y Hungría; los cruzados franceses lo introdujeron en la isla de Chipre y en Siria. En Inglaterra adoptó un aspecto particularísimo, caracterizado por una pesadez y, más tarde, por una profusión desagradable de líneas verticales, en particular en los ventanales. En el año 1 174, un arquitecto de Sens recibió el encargo de reconstruir la catedral incendiada de Cantebury; de 1245 á 1269, se erigió el coro de la abadía de Westminster, en Londres; la catedral de Salisbury se construyó de 1220 á 1258. En los demás países venció el tipo francés, Chartres y Bourges formaron escuela en España; Noyon y Laon fueron copiados en Lausana y en Bamberg (las torres) ; Colonia es una combinación de Amiens y de Beauvais. El país donde menos se aclimató el estilo gótico fue Italia (catedral de Milán). No por eso desaparecieron las iglesias románicas; entre éstas y los edificios del Renacimiento, existe cierta continuidad, interviniendo el arte gótico como un episodio brillante, cuyo apogeo está muy próximo á su decadencia.

góticoSe han distinguido tres períodos en el estilo gótico, según la forma y decoración de las ventanas: el gótico lanceolado, el radiante y el flamígero. Pero estos calificativos son poco expresivos. Basta con saber que el principio de la arquitectura gótica la impelía a crecer sin descanso la altura de las bóvedas, aumentando las luces y los ventanales y multiplicando campaniles y pináculos del siglo XV son á la vez amaneradas y de una esbeltez poco tranquilizadora. El arte gótico no ha sido ahogado por el Renacimiento, sino que fue víctima del principio de fragilidad que llevaba en su mismo seno. Aunque la catedral gótica sea su más perfecta expresión, este arte no ha producido solamente iglesias. Entre los monumentos de su último período se encuentran las admirables casas de los Ayuntamientos de Flandes que, con sus torres conteniendo las campanas de la ciudad, se elevaban frente á las iglesias, como el anuncio de un nuevo poder que crecía, el de la burguesía laica. También existen magníficas abadías, distinguiéndose la del Mont-Saint-Michel, y casas particulares de encantador aspecto, como el Hotel de Cluny, en París, la casa de Jacques Coeur, en Bourges, etc. Las fortalezas ó torreones de un estilo románico se multiplicaron desde el siglo x; las necesidades de defensa, desterraron de estas construcciones los procedimientos de una arquitectura en la que los vanos dominaban sobre los macizos; pero el arte gótico inspiró la disposición interior y la decoración de puertas, ventanas y tejados: basta citar los castillos de la Fertémilon y de Pierrefonds, pertenecientes al fin del siglo xiv, de los que Courajod alababa con razón las masas imponentes, las nobles siluetas y el aplomo cuya energía y franqueza eran del todo dóricas».

Si la arquitectura, considerada como un arte, debe tender á libertarse, en lo posible, de la sujeción que le imponen los materiales, puede decirse que la arquitectura de las iglesias góticas realizó este ideal mejor que ninguna otra. Añadamos á esto que este sistema de construcción ligera, aérea y de osamenta fina é independiente, fue como un primer ensayo del estilo que ha comenzado á formarse en el siglo xix, el de la arquitectura metálica. Con el empleo del metal y del cemento armado, los arrestos de  los arquitectos góticos podrían ser fácilmente igualados por los modernos sin comprometer, como hizo el arte gótico, la solidez de los edificios. En la lucha emprendida por los dos elementos de la construcción, el macizo y el vano, todo nos inclina á creer que el vano debe triunfar y que los palacios y casas del porvenir, al menos en nuestros climas, serán inundados por el aire y la luz, con lo que la fórmula que hizo popular la arquitectura gótica está llamada á un nuevo florecimiento, tras el renacimiento del estilo grecoromano, que prevaleció desde el siglo xvi hasta nuestros días, veremos producirse, con otros materiales, un renacimiento de mayor duración del estilo gótico.

Salomón Reinach. (APOLO, Historia general de las artes plásticas)

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